Es difícil hacer una previsión exacta de lo que puede ocurrir con la economía española a finales de 2020 y durante el ejercicio de 2021 porque las cifras van a depender mucho de las dimensiones del rebrote del Covid19 a lo largo del otoño, máxime a la vista de lo que ha ocurrido durante el pasado verano, y la llegada de la vacuna a la población.
Si nos ponemos en el mejor de los casos diseñados por los organismos nacionales e internacionales, como el Banco de España, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional o la OCDE, la caída de la economía prevista oscila entre una caída del PIB del 10,5% y el 12,5%, mientras que si nos ponemos en el peor de los panoramas, estas cifras se incrementan hasta un 15,1%, según las previsiones del Banco de España, tras situarse el interanual en el 22,1% en el segundo trimestre del año.
Según informa un reciente estudio del Institute International Finance (IIF) la crisis está afectando especialmente a los servicios y al comercio minorista y estos sectores están entre los más intensivos en mano de obra y, por tanto, incluso pequeñas pérdidas de producción pueden tener una alta capacidad destructiva sobre el empleo. Así, por cada 1% de la actividad en el sector minorista que se pierde, se traduce en un 2% de destrucción de los empleos de toda la economía previos al Covid19, al ser tan intensiva en mano de obra.
La situación de confinamiento de toda la población vivida durante los meses de marzo y abril de este año para evitar la propagación de la pandemia del Covid19 y el colapso del sistema sanitario, ha sido una experiencia de la que es preciso extraer lecciones.
Para España, como para la totalidad de los países de la Unión Europea se trata de una situación nueva. Sin embargo, una potencia de primer orden como es China ya se vio obligada a tomar este tipo de medidas en los comienzos de este siglo, cuando causó estragos otro virus, el SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo). Una experiencia de confinamiento que tuvo unos efectos que aún perduran en el país oriental y que explican, en parte, su potencial cada vez más potente.
En 2003, los ciudadanos chinos se vieron forzados a adoptar nuevos hábitos sociales y de vida, forzados por la situación. En aquellas fechas la Administración china impulsó la digitalización de los hogares con la instalación de redes de banda ancha. Se multiplicó el uso del teléfono móvil y se normalizó la compra por internet. De esta forma, antes de la llegada del Covid19, el 36% de las ventas ya se realizaban ‘online’, mientras que en Corea del Sur o Reino Unido no pasaban del 20% y en España apenas una de cada diez empleaba este canal.
Para muchos negocios de toda la vida, la digitalización se ha convertido en la tabla de salvación para poder seguir abiertos con una ventana virtual cuando se vieron obligados a bajar sus persianas. Nuestro colectivo ya se ha visto afectado con la crisis que ha sacudido a gran parte de nuestros clientes autónomos y pymes repercutiendo en nuestra cuenta de resultados por el cierre de muchas empresas que no han podido soportar los ingresos 0 durante los meses de confinamiento. Nos vamos a tener que reinventar ampliando las actividades de nuestros despachos y haciendo valer los múltiples convenios que desde el Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España tenemos firmados con la Administración, convirtiéndonos en una profesión a la vanguardia de la tecnología facilitando la vida a los ciudadanos demostrando ser una actividad esencial para la sociedad.
Una cuarta parte de las empresas se encuentra hoy en día en quiebra técnica, con obligación de que los socios disuelvan la sociedad, como consecuencia de la pandemia del Covid19, según las conclusiones de un reciente estudio del Banco de España sobre ‘Las necesidades de liquidez y la solvencia de las empresas no financieras españolas tras la perturbación del Covid19”.
Las previsiones del Banco de España elevan esta cifra hasta casi el 30% en el caso de que la situación extraordinaria se alargue en el tiempo.
Ante una situación de estas proporciones, los gestores administrativos tenemos una gran responsabilidad ante nuestros clientes con vistas a superar la crisis. Como profesionales de élite tenemos el compromiso de ser punta de la digitalización, no solo para dar servicios de primera línea. Si no, demás, para marcar el camino y ayudar al fortalecimiento de las empresas que confían sus negocios a nuestros despachos. Con unas previsiones de caída del PIB del 18,5% a final de año, según el Banco Central Europeo, el FMI y la OCDE, debemos estar listos para un esfuerzo titánico.
Este artículo ha salido publicado en el número de octubre de la revista del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España.